Papá,
fuiste ayer regocijo de mi niñez,
eres hoy ausencia derramada.
Día tras día,
en el silencio del destierro
vierto citas secretas
de íntimas miradas,
de apacibles palabras,
de brindis sonoros
y suaves caladas
Hoy, una vez más,
el canto de tus cenizas
me devuelve tu voz caliente,
tus amarillos dedos de tabaco negro,
tu copa y la mía cantando melodías
tu olor a nueces e higos,
tu guiño.
Cita en Navidad
© Mercedes
Ridocci