3/7/11

CICLÓPEO PICO - a Gabriela Amorós -




Imagen descargada de Google

Poema dedicado a Gabriela Amorós



En lo alto de un cerro habitan letras blancas sobre páginas negras.
La sabia y joven reina del singular pergamino, 
ataviada de azabache y claros de luna, 
me recibe entre jeroglíficos de palabras.
A ciegas palpo los conductos de su alma,
a tientas recorro sus atávicos enigmas,
respiro sus símbolos secretos.
Poco a poco mi cuerpo se transmuta en águila.
Planeo sobre su feudo.
Con vista sagaz arranco con ciclópeo pico 
luminarias de su piel sapiente.
Alzo el vuelo y en la distancia aún puedo sentir en mi costado
la cómplice sonrisa de la soberana reina del lugar.

Mercedes Ridocci



Comentario de Graciela Amorós, espero paséis por "su reino" y saboreéis sus letras.




Gabriela Amorós dijo...

Una Reina evanescente traspasa el alambique de mi alma para magnificar el Imperio del Aire, para irradiar su néctar de ocaso y convertir a la noche en un mero disfraz.

Majestuosa y libertaria, tu presencia, Mercedes, mi amiga, poeta y belleza mecida por el éter, la presiento unas veces en mis textos y otras me deleito descubriéndote, sabiéndote en los mundos que me impulsan a escribir... aunque otras veces siento que el pálpito de mis dedos sobre las teclas son obra de tu danza hechizada...

Es un poema increíblemente maravilloso, de un impulso visual poderoso y un mensaje intenso. La imagen que elegiste me ha parecido muy especial y es curioso que así me imaginé el escenario.

Gracias amiga mía, mi admiración y cariño, mi emoción por estos versos que me dedicas y también por toda tu obra poética que sabes que está hermanada con la mía.

Ha sido maravilloso saberte aquí en la blogosfera.

Un abrazo infinito.

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En el universo de Mercedes descubriréis un don que sólo pocos poseen. Si bien nuestro lenguaje escrito muchas veces deviene en insuficiente por no alcanzar la inmensidad de nuestras emociones y estremecimientos, la composición poética de esta Reina evanescente no sólo la constituye un océano de escritura excelsa sino que su cuerpo, libre de sedales y de redes, sí es capaz de expresar todo aquello, sí es capaz de descubrirnos que los contornos de la atmósfera pueden ser movidos por su danza, que es ella la soberana de su envoltorio, que hechiza la brisa con los gestos de su libre albedrío corporal para fundir su halo a lo intangible y que, en todo caso, los hilos son los del aire, que enreda a su antojo porque es su telar simbiótico.

Iba a poner el enlace sin más pero me es imposible no seguir hablando de Mercedes Ridocci pues es un lujo encontrar esta bellísima trinidad entre escritura, danza y generosidad.


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