19/6/18

NEGRO VIENTO BLANCO Y ROJO - Del poeta Jose Antonio Ayensa Echauz




Mi agradecimiento a Jose José Antonio Ayensa Echauz por esta reseña y el poema que le ha inspirado el encuentro que tuvimos en Barcelona este fin de semana en la tertulia El Laberinto de Ariadna, colectivo de escritores: "La poesía y la expresión corporal se hacen rizoma"




sábado, 16 de junio de 2018


LA POESÍA SE TRANSMUTÓ EN DANZA y la danza transmite dolor.

Nuevamente me he vuelto a inspirar por un encuentro poético en el Laberinto de Ariadna, gracias a una poetisa, escritora de poemas, sus versos los desplaza a sensaciones únicas de danza, música y viento.
Mercedes Ridocci, ha comentado en el encuentro, que no era poeta, que escribía poemas, que su profesión era la danza y la expresión corporal.
Mercedes Ridocci es poeta, o poetisa como a mi me gusta decir y escribir. Los poetas no somos profesionales de la poesía, nos dedicamos a la artesanía, a ser profesores universitarios, periodistas, abogados, los he conocido empleados de telefónica e incluso bedeles de banco.
Mercedes Ridocci me ha emocionado, me ha hecho navegar entre su poesía, su danza y su manera de transmitir.
No he podido evitarlo y he escrito "A vuela ordenador" un poema inspirado en su mundo de danza y poesía, tres horas mas tarde de su presentación en el Laberinto de Ariadna.

NEGRO VIENTO BLANCO Y ROJO


¿Viento? ¿Lírica? ¿Expresión corporal?
¿Por qué pregunto Terpsícore?
¿Por qué se transmuta la poesía en danza?
Y la poetisa es poetisa porque si
porque escribe
porque transmite sensaciones sutiles
porque llegan sus versos a lo mas adentro del alma
y es capaz de retorcer su cuerpo
para danzar a la luna
a los seres humanos y al sol
y su soledad tiembla
en acordes que me recuerdan a las sinfonías de Malher
los velos negros
oscilan por la fuerza de la danza
de la expresión genuina de la danzarina
para llorar a Gaza
donde los pueblos semitas quiebran a la cordura
tensión
espera contraída en cada movimiento
en cada paso de ballet entrecortado
y el negro palpita
como palpita el vestido de novia blanco
en el escenario
en el espacio de tiempo
cante jondo
me recuerda a una medusa
que se deja llevar por la corriente
por la fuerza del océano
es la poetisa que danza
es la poetisa que se transmuta en Hathor
que se desprende de epidermis dolorosas
¡La mujer no debe de claudicar!
Y se muestra en el lago
en las aguas cristalinas
alterando al viento
gasas blancas enarboladas
fustigadoras del miedo
feminidad en un cuerpo de grácil esbeltez
que se vuelve a contraer
que se vuelve a retorcer
ante el dolor
ante el sufrimiento
ante el rojo pasión
ante la culminación creativa
la concepción
el terror
y la duda del aborto
del feto desprendido
sufrir
llorar
y el lamento
soñando con Miguel Hernández
con sus versos
con ese rezumar de cebolla sobre la piel
con los barrotes carcelarios
sumidos en nubarrones
para que emerja con grandeza
el baile creativo de la mujer
el sentimiento íntimo de Uzeme.


-Joseba Ayensa (poeta-cantor.)-

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