Desocupé mi cuerpo
rellené el hueco deshabitado
con los frutos de tu piel.
Embarqué en tus manos,
viajé de tu boca a tus entrañas
deshecha en tu sangre
enredada en el vello de tu vientre.
Viví eterna hasta tu muerte.
Mercedes Ridocci
La mujer, bajo el paraguas de una lluvia encolerizada que no cesa, brama entre calles solitarias. El hombre, hundido en el sofá, la boca apr...
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