7/11/25

ANTES DE QUE LLEGUE EL FRÍO

 

Antes de que llegue el frío
busca el calor de la muerte
que la acoja en su seno
y con sus manos blancas
selle sobre sus mejillas
la eterna llama que exaltó su vida.
Mercedes Ridocci

Imagen - Mercedes Ridocci

6/11/25

VERSOS A UN AMOR ASESINADO

 

Mis palabras acuchillaron tu única esperanza. 
La sangre verde saltó sobre mí. 
Temblaron en mi boca serpientes de lengua bífida. 
Vibraron en mis ojos risas de Lucifer. 
Un silencio homicida inundó el aire. 
Horrorizada, 
me arranqué los ojos, desgarré mi boca 
y me enredé en tu alma inerte. 
Del hueco negro de mis ojos brotaron versos degollados de un amor quebrantado. 
De mi boca sin labios, manaron océanos cenicientos de envenenada pasión. 

Mercedes Ridocci 

Imagen: escultura “La mano izquierda” de Auguste Rodin

4/11/25

CERCO PERENNE

 

El reloj, incesante,
marca el tiempo
de un espacio doliente. 
El humo del cigarro se disipa
en círculos concéntricos,
mi dolor es un cerco perenne
ceñido sobre sí mismo.
Apuro el café amargo,
amargo como la hiel.
Mercedes Ridocci

Imagen - Collage - Mercedes Ridocci

1/11/25

EMERGES DE LA OSCURIDAD

 

EMERGES DE LA OSCURIDAD
con el rostro ancestral del fuego.
En la llanura blanca de tu cuerpo
las sombras dibujan cópulas secretas.
Arrodillado ante ti sobre un campo de serpientes,
en mis párpados trabados por el ojo de Dios
exuda el jugo de la manzana prohibida
en mis manos atadas por la soga del Padre
tiembla la tentación del infierno.
La oración que sale de mi boca
sangra en mi espalda.
Mercedes Ridocci

Imagen: Franz von Stuck (pintor, escultor, grabador y arquitecto alemán)

13/10/25

Recuerdos que han dejado impronta de los veranos de infancia en el pueblo de mis abuelos maternos.

El olor a la higuera en el patio
el sabor de la rebanada de pan rociada en vino y azúcar que nos daba mi abuela a escondidas de mi madre
la trébede con el cocido de legumbres bullendo en la cazuela
la cama grande donde dormía con mi hermano y mis primos, unos en la cabecera y otros en el pie de cama
la vecina de enfrente que tenía la enfermedad llamada “baile San Vito” que me impresionaba enormemente
la noria y el trillo del huerto de mi abuelo cuando le acompañaba a trillar sorprendida de cómo se separaba el trigo de la paja
la habitación de la tía, siempre acostada en la cama, esperando su muerte ineludible a causa de un tumor en el cerebro.
Mercedes Ridocci
Imagen - Mercedes Ridocci a los 10 años de edad

2/10/25

En viento nacido de tinieblas solitarias 
gestó la hojarasca del águila negra, 
arrebataron el himen de tu transparencia, 
sangraron púrpura tus días. 
Mercedes Ridocci 

Imagen de la composición escénica "Ardor dolido" - Mercedes Ridocci 2009

10/9/25

RESEÑA del escritor y poeta Juan Povedano Gómez a mi poemario "Arrugas de silencio".

El poemario En los brazos de la tarde se levanta como una erupción íntima y colectiva al mismo tiempo. Su división en cuatro secciones —Amor y pasión, superación, soledad y denuncia— no es casual, sino el mapa emocional de una autora que atraviesa distintos territorios del sentir humano, siempre con la misma intensidad volcánica. En los poemas dedicados al amor y la pasión, la palabra se convierte en fuego que consume y renueva, un ardor que no se conforma con la tibieza. Aquí la autora desnuda la vulnerabilidad del deseo y la fuerza transformadora del sentimiento, sin edulcorar ni suavizar, sino mostrando la crudeza y el esplendor de entregarse al otro. La sección de superación no ofrece promesas de calma ni moralejas fáciles. Más bien expone la lucha interna, el pulso constante entre heridas y cicatrices, como si cada verso fuera una respiración agitada en medio del ascenso. No se trata de alcanzar la cima sino de mostrar el esfuerzo, la resistencia y la persistencia de un alma que no se rinde pese a su inconformidad. En soledad, los versos se hacen eco, silencio, grieta. No hay lamentos complacientes, sino una hondura que refleja la fragilidad del ser humano frente a sí mismo. Aquí la lava no arde hacia afuera, sino que quema por dentro, dejando cicatrices invisibles que hablan de pérdidas, vacíos y la crudeza de la introspección. Finalmente, en denuncia, la autora deja claro que su poesía no es un refugio, sino un arma de confrontación. El grito lírico se convierte en latido social, en exigencia de cambio. No busca tranquilizar, sino incomodar. No pretende consolar, sino encender la mirada del lector para que no permanezca indiferente. En su conjunto, En los brazos de la tarde no ofrece alivio ni pretende ser bálsamo. Al contrario: se erige como un grito ardiente, una sacudida que tiñe de fuego el mundo con el color de la inconformidad. Es un poemario que se lee como quien contempla una erupción: con miedo, con asombro, con dolor y con la certeza de estar presenciando algo imposible de contener. 

Juan Povedano Gómez 


ABANDONADA

Abandonada por el rocío del alba olvidada del calor del mediodía prisionera en noches sin luna hendida por el tiempo detenido se desconcha l...