Hago entrada al otoño de mi vida.
Lista estoy para engalanarme con los colores que la sangre del oso tiñó al otoño de terrosos calientes, dorados velados y rojos brillantes.
Tras de mí, el séquito de amores y anhelos por alzar.
Si en mi camino aparece la sombra enamorada de mi irrevocable invierno, con voz cálida y templada le susurro al oído: espérame a la salida, sabes que llegaré vestida de recuerdos y nostalgias, y a ti me entregaré; pero hasta entonces… vete y aguarda.
© Mercedes
Ridocci