Echaré de menos su voz poco después del amanecer
cuando su murmullo rimaba al compás
de mis pasos por el Paseo de Oriente.
Echaré de menos su voz en la mesa del Café
y el susurro inesperado se presentaba urgente.
Echaré de menos su voz en las solitarias tardes de invierno
Echaré de menos su voz en las solitarias tardes de invierno
musitando a mis pensamientos revueltos en humo de tabaco.
Echaré de menos su voz, cuando mi alma vaga por el sueño
Echaré de menos su voz, cuando mi alma vaga por el sueño
y su rumor trazaba palabras en mi mente dormida.
La poesía se ha ido
no me dijo hasta cuándo.
La poesía se ha ido
no me dijo hasta cuándo.
© Mercedes Ridocci