A Mercedes Ridocci. España
Esas manos huyendo de las sombras, ¡esas manos!
¡Ese rostro como surgido
de entre amapolas negras
y ese cuerpo perdido
en la poesía de los movimientos!
Es la eterna, la infinita sensación
de síntesis humana ante la vida.
ERdelValle. Cuba-EUA