Joaquín Benito Vallejo
REMEMBRANZAS DE AMOR (Dedicado a Mercedes)
No es tu cuerpo, redondo y bello, únicamente.
No son solamente las hermosas rosas de tus pechos.
Eres TÚ quien me invade.
Tú eres más que nadie.
Me has amado por encima de todas las cosas, de todos los dolores, de todas las tragedias, por encima de mi traición, de mi crueldad y estupidez.
Ni con la eternidad podré amarte tanto como debía haberte amado.
1
Me he alimentado de sombras.
Las buscaba por los rincones
Y me las llevaba con ansia a la boca.
Pero has aparecido tú.
Traías la vida en los ojos
Y dos mundos en el pecho.
Tu sentimiento crecía
En tu vientre como un río
En el que a veces te ahogas.
Eras otra sombra.
Te miraba a escondidas
y tenía miedo de tocarte
porque te esfumaras.
Desapareciste una noche
con todas las sombras,
cuando sin saber cómo
se dilató mi piel
y tu cuerpo se abrió al mío.
Nos amamos cada día
con un amor distinto.
A veces te ahogas
y tu pena me traga a mí.
2
Mis brazos relinchan por tu cuerpo
Tu cuerpo: serpiente, estrella, agua…
El río de tu boca se desborda
Mis labios contracorriente avanzan
Laberinto de recuerdos
Pero huyes como el viento
Pero vuelas como el agua
La noche, el silencio, tus ojos
Verde pozo en ascuas
Verde mar de soledad en llamas
Zozobra mi dolor de niño
Tus pechos me apuñalaban
3
Abre tu cuerpo desnudo y amplio como la lluvia
y dáselo al mundo, amor mío.
Sumerge tus manos hasta el fondo
de tu nacimiento en búsqueda implacable,
y arranca todo tu amor, no olvides nada.
Extrae todo tu inconmensurable universo,
todas tus rosas y tus lágrimas
ofréceselo al mundo a cántaros
no te olvides nada recuerda,
no te dejes nada para ti
aparecerás sola y amplia, inabarcable
como la naturaleza.
Tu cuerpo desnudo ofrécelo.
Tu alma
Tu cuerpo total,
tu boca y tu muslo y tu espalda,
todas tus cavidades y asilos.
Tu yo profundo y oscuro poblado de entresijos.
Ofrécete toda,
tierra y río y primavera.
Y no pidas nada a cambio.
Te amarán diluvios.
Serás más tu que nunca y más extensa.
La luz se doblegará por tu ansiedad,
echará pétalos tu ser indefinido.
Todo tu amor para el mundo entero
y serás tú, amada.
Será eterna tu grandeza.
4
HE colmado las ansias de la vida.
Solo tu cuerpo no me ha saciado.
Lo busco cada mañana entre los desbrozos de mis sueños
Y cada atardecer me detengo en silencio
A contemplarlo.
Desnudo.
Desafiando a las viejas y a las nuevas religiones,
Se abre ante mí el caminar inmenso.
Descanso junto a la piedra caliente
Y entregada la boca en el regazo del pubis,
Penetro en la misteriosa estancia
Donde los placeres aún no han sido descubiertos.
Nos apresuramos a sacudirnos la tierra
Que nos echaron encima,
No se haga tarde.
A leer promesas bajo el lodo,
Deshilachar los nudos y
Reconstruir nuestra futura infancia.
Y salimos eufóricos de tan arduo trabajo,
Y nos descansamos uno en otro
Hasta dentro de un rato,
Cuando los pájaros nos llamen y comencemos.
5
Vámonos al silencio, amor,
detrás de la lluvia
cuando emigran las palomas.
Vámonos donde seamos
tú y yo.
Vámonos a los abrazos hondos
envueltos de fuego.
A pasear por el cuerpo y
Sentarnos al atardecer
en una ola.
Vámonos, amor, a la vida.
Juntos hemos de hacer nuestra
la cadencia de los tigres, el mirar de la loba,
y edificar la palabra en nuestro pecho.
Vámonos, amor, a amarnos.
Olvidemos las noches lóbregas
en la isla sola, con alaridos y desamparo,
en que se nos perdía la risa
a jirones.
Sobre todo ello
hemos de emerger, arrogantes,
tú y yo.
6
Cuando te palpo, palpo la vida.
Me enamoro de ti cada mañana,
Me deslizo y trepo sobre ti,
Modelo y dibujo tus cavidades y altozanos,
Con mi ansia.
Descubro tus recovecos y veredas,
Abro tus poros y exhalo su olor,
Me embriago.
Ruedo entre matorrales, tomillo y tierra,
Detengo el tiempo,
Lleno de danzas el espacio.
Tu piel se extiende más.
Tu cuerpo ocupa todos los océanos.
Fluyo entre las olas,
Bajo el silbo del aire.
Acuesto la mirada tranquila,
Llena de paz.
Quiero expresar la dicha.
Imposible.
Tú eres más.
7
Me gusta ver tu pubis claro.
Ancho, amplio, plano, selecto, como un manjar inabarcable.
Mis ojos se adentran en él tímidamente.
Recorren el paisaje infinito.
Van invitando a mis manos a flotar sobre él.
Silenciosamente, con miedo a desdibujar su silueta.
Ya están sintiendo sus delicadas ondulaciones.
Su cálido respirar.
Su fiebre tibia.
Ya están llamando a mi boca, y mi olfato a paladearlo.
Se impregnan de él.
Lo absorben suave y profundamente.
El aroma se va acumulando en el fondo de mis sueños.
Los labios se abren, el paladar aspira, tu piel lo empapa.
La lengua es lava derretida que resbala cubriendo tus altozanos.
Asciende hasta la boca del volcán.
Va bajando hasta el fondo derritiéndose en ascuas.
Se funde con el fuego.
Crepita.
Es llama, y es ascua, y es humo y es ceniza.
Vapor húmedo y caliente.
Se despide estremeciéndose,
Deshilachándose hacia el cielo eterno.
8
Cierra los ojos.
Escucha la música,
Deja que entre por tus oídos.
Deja que entre por tu piel,
por tu cuerpo entero.
Deja que tu cuerpo se abra, tiemble…
Abrázame.
Rodéame el cuello con tus manos,
Rózame la nuca.
Fúndete conmigo.
Mis brazos envuelven tu cuerpo.
Nuestros rostros unidos.
Aspiramos nuestro aliento.
Nuestros cuerpos pegados.
Escucha la música.
Estremécete conmigo.
Deja que tus manos y brazos recorran mi cuerpo.
Pálpame, siénteme.
Mi brazo izquierdo sobre tu espalda plana,
Mi mano abierta te aprieta y te pega a mí.
No de despegues.
Estremécete conmigo.
Tus pechos acogen mi corazón.
Siente como palpitan juntos.
Mi brazo derecho baja hacia tus nalgas
Metiéndose los dedos entre ellas
Acercan más la vida de nuestros cuerpos.
Se rozan nuestros sexos.
Nos balanceamos pegados y unidos por la música
Ella nos mueve.
Nos mecemos en ella.
Con las piernas entrelazadas.
¡abrázame!
¡apiérname!
Deja que la música nos lleve.
Estremécete conmigo.
(Dibujo - Joaquín Benito Vallejo)
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