A Mercedes Ridocci a propósito de su poemario "Paraísos de Infierno"
Duele la lava ardiente de los cuerpos
en mitad de la herida más profunda.
Se agudiza el instinto más lascivo
en las cuevas ocultas del deseo.
Respirar en latidos primigenios
seduce
con la sangre más atávica.
Si una mujer conquista su lugar
se parece a un volcán
en erupción.
La belleza de un punto en movimiento
es como la saliva en el exilio.
Todo lo que florece también muere.
El amor y la muerte son lo mismo.
Primero es la apertura hacia la vida.
Al final es un cierre, es solo muerte.
El vórtice donde existe intersección
entre el placer extremo y el dolor
es ese paraíso del infierno
donde todo se anega en la gran pérdida.
Ana Muela Sopeña - Poeta y editora
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