riega el lecho de los jóvenes amantes.
Con manos que jadean sudores y lenguas desatadas
exaltan los pliegues ignorados de sus cuerpos,
membranas hendidas destilan sangre impoluta,
aullidos de fuego arrebatan sus gargantas.
El alba les llegará sin avisar.
(Del primer apartado: Amor y pasión)
Mercedes Ridocci
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