Ella, que de adolescente soñaba con ser la musa de un artista.
Ella, una mujer bella, inteligente y sobresaliente cardióloga.
Ella, que, aunque no musa, llegó a ser amante de algún que otro escritor, actor, pintor…
Ella, que aun no sabe por qué, fracasó en cada una de estas relaciones.
Ella, siempre, la abandonada.
Un buen día, con cuarenta y nueve años a sus espaldas, cansada de seguir buscando su anhelo y viviendo en el más absoluto vacío afectivo, decidió volver a su ciudad natal. Allí al menos, sentiría la cercanía de algún que otro familiar, de algún que otro viejo amigo, el olor del que fue su hogar.
Ahora sus sueños han desaparecido. Intenta acostumbrarse a esta vida mediocre de la que ya hace mucho tiempo renegó.
Del apartado “Historias de mujeres” del libro “Historias de mujeres y otros relatos” – Mercedes Ridocci
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