Tú y yo,
vías paralelas,rectas, perfectas equidistantes
casi rozándose,
acariciando alientos
con olor a invierno.
Creímos en la curva latente,
en el oculto quiebro,
en certera convergencia.
Negamos, que tú recta y la mía,
talladas en piedra,
esculpidas por el déspota cincel,
arraigadas en férrea raíz,
jamás cederían.
Mercedes Ridocci
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